Necesitamos cambiar el paradigma de pensamiento

Carolina Núñez Puente
Profesora de Filología Inglesa, Universidad de A Coruña

He leído vuestro blog y me parece necesario el trabajo que hacéis para alentar la conciencia social de la gente. En especial, me ha encantado una de vuestras premisas que dice que la cooperación y no la competencia es motor del mundo. Ha habido muchas personas que han escrito y actuado en esta línea, pero la historia no les ha prestado la atención que se merecen, prefiriendo destacar a los artífices del pensamiento competitivo o dualista—ej. Descartes, Hegel. He aquí algunas ideas alternativas en pro de la cooperación.

En una conferencia impartida en la Universidad de Michigan en 2005, la ecofeminista india Vandana Shiva nos animaba a ir “más allá del bloqueo cartesiano de la división y la separación” (mi traducción). Sin duda, se refería a las oposiciones binarias como abstracto/concreto, mente/cuerpo, blanco/negro, hombre/mujer, heterosexual/homosexual y ciencias/letras, entre otras; es decir, los dualismos que rigen nuestro actual paradigma de pensamiento. Desgraciadamente, para el pensamiento binario uno de los elementos de estas parejas es siempre superior al otro, al que acaba por subyugar o aniquilar. Shiva añadía su convencimiento de que privilegiar lo abstracto sobre lo concreto “es una de las razones” por las que hemos acabado “destrozando gran parte del mundo” (mi traducción).

Shiva no está sola en su propuesta de entender que existe continuidad y capacidad de comunicación y no una jerarquía entre lo abstracto y lo concreto, la mente y el cuerpo, los hombres y las mujeres, etc. De hecho, ya en el siglo XVII el pensador judío Baruch Spinoza se opuso a Hegel al entender el mundo desde el monismo, para el cual no hay divisiones (y mucho menos jerarquías) entre el cuerpo y la mente, los seres humanos y los animales, etc. A principios del siglo XX, el filósofo ruso Mijail Bajtín propagó la dialogía como manifestación de la ética por excelencia; para Bajtín, la sociedad está formada por una pluralidad de voces (o pensamientos) con acentos diferentes pero de igual valor. Con un pie en el siglo XXI, la pensadora chicana Gloria Anzaldúa apostaba por el mestizaje de la conciencia; es decir, por un modo de pensar que de cabida a blancos/as, negros/as, mestizos/as, heterosexuales, homosexuales, bisexuales, europeos/as, africanos/as, etc., sin marginar a ninguna persona o forma de vida. Si estas personas (Anzaldúa, Bajtín, Espinoza y Shiva), viviendo en momentos y lugares distintos, han podido cambiar su paradigma de pensamiento—de uno jerárquico a otro ético—¿por qué no vamos a poder hacerlo los y las demás?

En aras de conectar teoría y práctica, me gustaría volver a la ecología. Hace varios años fuimos alertados/as de que muchos peces y aves marinas mueren al ingerir el plástico que los llamados seres humanos echamos al mar. ¿No es esta una buena razón para empezar a reciclar el plástico? ¿Acaso no somos también animales y estamos en continuidad con el llamado mundo animal? ¿Realmente nos compensa creernos superiores y acabar con el planeta? Afortunadamente, estos días hemos sabido que la Unión Europea se ha propuesto atajar el problema del plástico y que Francia acaba de prohibir las bolsas de un solo uso en 2016. Es una gran noticia y un paso muy importante, aunque las leyes no logran cambiar las cosas por sí solas.

Un cambio de paradigma, de la jerarquía al diálogo, de la explotación a la solidaridad, nos llevaría a hacer del planeta un lugar sostenible y a emplear la ética como motor de las relaciones. Mi propuesta entonces es que difundamos la necesidad de cambiar el chip para pensar de un modo dialógico, monístico y/o mestizo en vez de dualista y jerárquico. Contémosles estas ideas a nuestros amigos y amigas, a nuestras familias, a los/as más pequeños/as, a nuestros/as colegas, a nuestros/as estudiantes, etc. Es necesario reeducar a la población; nada podremos cambiar en la sociedad si no cambiamos primero nuestra manera de ver las cosas. Es fundamental entender que todo y todos/as estamos conectados/as y que tenemos un mundo que amar, cuidar, respetar y compartir.

 

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