La inversión en energía fotovoltaica, ¿otra burbuja especulativa?

Hace unas semanas la plataforma “Teruel existe” convocó una manifestación para alertar del peligro de la inversión en energía renovable en las zonas despobladas de la Península. El lema era “Renovables sí, pero no así”; un claro aviso para alertar a la población y a la administración de que los beneficios de las energías renovables no pueden ir a parar, como en el negocio de las eléctricas en la actualidad, a las grandes compañías y fondos especulativos.

IMG-20210503-WA0011

Las renovables han venido para quedarse, pero los beneficios tienen que distribuirse; y, además, hay que evitar los huertos solares gigantescos (macroplantas) por la cantidad de terreno que precisan; hay que preservar el campo para uso prioritario de la agricultura y de la biodiversidad. Y otro aspecto negativo de estos huertos tan grandes es que no generan apenas trabajo porque están muy tecnificados. En Castilla La Mancha están en proyecto bastantes de ellos, con lo cual es necesario un debate de la población sobre su conveniencia o no. Un dato concreto, en el mes de marzo se han presentado para su consideración 40 proyectos a nivel autonómico, aparte están los de ámbito estatal. ¿Es lógico? Desde el ecologismo, se ve como una auténtica barbaridad. No da tiempo a analizar el impacto real de tanto proyecto, afirma un ecologista.

En paralelo con este debate, Unidas Podemos Guadalajara organizó en el mes de mayo un debate virtual sobre el tema concreto de la energía fotovoltaica, en el que participaron también otros colectivos. Parte de la introducción y lo que sigue es un resumen de las ideas más destacadas de los diferentes ponentes.

El punto de partida es que en España hay un gran déficit de energía renovable (el 14%); la mayoría de nuestra energía proviene de materiales fósiles: petróleo, carbón, gas y nuclear, principalmente de la importación. El marco europeo, la soberanía energética y el cambio climático obligan al abandono de los combustibles fósiles y avanzar hacia las renovables; ello implica que avanzamos hacia la electrificación en el destino final de la energía además de reducir el transporte, rehabilitación de las viviendas, etc.

La sustitución de un tipo de energía por otra no es fácil y hay que planificarlo bien, sobre todo aceptando que hay renovables que no funcionan las 24h. del día, como sucede con la central nuclear y la térmica. Es el gran reto de los próximos años. El ecologismo está a favor de la transición energética, pero una mirada integral es necesaria para no caer en otra burbuja especulativa. Y ya tenemos experiencia de lo que es una burbuja: el desplome de todo y, en consecuencia, la ruina de mucha gente de la clase trabajadora.

1570690841_724491_1570690978_miniatura_normal

La energía fotovoltaica, al igual que la eólica, necesita terreno, por tanto, entra en competencia con la agricultura, la ganadería extensiva (tradicional), el bosque y el turismo rural. Los dueños de los terrenos prefieren los beneficios de las plantas fotovoltaicas que los de la agricultura, pero aquí tiene que entrar también la planificación transparente y a largo plazo desde las administraciones, para que se priorice el interés general, y también la participación de la ciudadanía.

De todas formas, la transición energética debe incluir un aspecto fundamental: la reducción del consumo energético porque no hay suficientes minerales para la fabricación del material que necesitan las renovables. No podemos empezar la casa por el tejado, es decir, instalar renovables en las cantidades que se están proyectando en todo el territorio español sin abordar el problema de manera integral, principalmente la reducción del consumo de energía. Además, instalar plantas fotovoltaicas más pequeñas, cercanas a municipios no muy grandes, siempre va a implicar más puestos de trabajo que no las macroplantas para abastecer a las ciudades más lejanas que solo precisan de algunos trabajadores de mantenimiento. Las primeras pueden generar hasta cuatro veces más empleo que las segundas. Y otro aspecto importante, estas plantas pequeñas no compiten tanto con la actividad agraria, ganadera, y preservan mejor el equilibrio paisajístico para seguir conservando el turismo rural y, sobre todo, la biodiversidad tan necesaria ahora tras la experiencia de la pandemia actual.

Por tanto, hay que defender las energías renovables, pero teniendo en cuenta los dos aspectos siguientes. Por un lado, la necesidad de reindustrializar nuestra economía, lo que implicará la concentración de esta producción y la energía que necesite en algunos núcleos concretos del país; a ser posible los que ya estén más degradados por la industrialización previa, como las ex zonas mineras. Sin embargo, el resto tiene que ser producción realizada por pequeños productores, cooperativas o similares. Lo ideal es que esta segunda sea en torno al 50% del total. Para ello hay que poner a producir los tejados de las casas y de los edificios municipales; fomentando el autoconsumo de las familias. Este autoconsumo no ocupa suelo.

El participante de Ecologistas en acción recuerda que el problema del cambio climático en España no proviene principalmente de la electricidad no renovable, sino del transporte por carretera, las macrogranjas, etc. Estos ámbitos hay que abordarlos también como prioritarios. Pero sobre todo el autoconsumo es fundamental. En España tenemos 20.000 tejados solares, y en Alemania hay millón y medio de tejados. La diferencia es evidente. La ciudadanía tiene que ser consciente de que la iniciativa tiene que partir de ella, no de las empresas inversoras que solo buscan el beneficio, aprovechándose de gobiernos favorables a sus intereses, como es el de García Page. Por ejemplo, Solaria quiere poner 638 megavatios en el entorno de Trillo. ¿Qué ha hecho? Los fragmenta en 13 proyectos, así se salta la legislación estatal, y en el nivel regional simplifica la burocracia y le marca la agenda a este gobierno. Tampoco podemos aceptar esto de Iberdrola.

El tema de los minerales ya aludido es fundamental, no va a haber minerales en cantidad y en variedad para tantas placas solares, nos tenemos que plantear otro modelo de vida, hay que decrecer y ahorrar energía. Aquí tenemos un amplio margen porque apenas hemos hecho nada en España.

La transición energética hacia las renovables no es fácil porque hay que planificar también cómo desmontar todo lo que tenemos ahora, cómo se recicla con el menor coste, al mismo tiempo tener suficiente energía (y almacenamiento) para sustituir a la anterior. La transición energética que se plantee solo como negocio no va a salir bien. El peligro de una nueva burbuja que puede reventar está ahí y tenemos que evitarla planificando bien. La energía tiene que aceptarse como un bien social, junto a otros bienes como el agua, la alimentación, la vivienda, etc.

Finalmente, se conecta también en el debate un trabajador manchego en las macroplantas y explica las condiciones laborales tan duras en las que tienen que trabajar para un sueldo de mil y poco euros. Por tanto, otra forma de explotación. Pero como falta trabajo, no hay más remedio que aceptarlo, dice este trabajador.

En el debate final, participan también alcaldes de algunos pueblos con proyectos en marcha. Comentan la necesidad de debatir sobre este tema con expertos que puedan informar bien sobre qué se puede hacer y cómo hay que presionar para frenar la especulación y regular el sector.

Recientemente, informamos que se ha creado una plataforma a nivel estatal para coordinar el desarrollo de la energía desde la ciudadanía: www.aliente.net/lanzamiento-aliente/

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *