Libres, dignos, vivos. El poder subversivo de los comunes.

Recientemente se ha publicado la traducción de este libro, en la ed. Icària. Sus autores son Silke Helfrich y David Bollier y trata sobre el tema del común, al que le venimos dedicando bastante espacio en este blog. Recogemos algunas de las ideas que estos autores nos presentan.

Libro el común

La pandemia ha arrojado luz sobre las deficiencias estructurales del sistema Mercado/Estado a la hora de resolver nuestros problemas como una bengala en la oscuridad se tratase. Por ello necesitamos replantearnos la situación preguntándonos lo siguiente: ¿qué podemos hacer de forma colectiva? ¿Cómo podemos hacer todo esto dejando a un lado las instituciones convencionales que nos están fallando?

La buena noticia es que ya están germinando innumerables semillas de transformación colectiva basadas en “el común”. Podemos ver brotes verdes en las granjas agroecológicas de Cuba y de los bosques comunitarios de la India, en sistemas de wifi comunitarios en Cataluña y en equipos de enfermeras a domicilio en barrios de los Países Bajos… La gente está dando un paso adelante para crear nuevos sistemas que operen ajenos a la lógica capitalista, para beneficio mutuo, con respeto por la tierra y con un compromiso a largo plazo.

Los comunes no son únicamente proyectos a pequeña escala que mejoran nuestro día a día, sino que conforman un enfoque germinal para reimaginar nuestro futuro de forma conjunta y reinventar la organización social, la economía, las infraestructuras, la política y el propio poder estatal. El procomún es un marco social que permite a las personas ser libre sin reprimir a otras, promulgar la equidad sin control burocrático, promover la solidaridad sin coerción y afirmar la soberanía sin nacionalismos.

El procomún es mucho más que una estrategia de comunicación: es una cosmovisión subversiva y por eso precisamente representa una nueva forma de poder. Cuando las personas se unen en pos de un objetivo colectivo y conforman un común, se crea un nuevo impulso de poder social coherente.

La gran ambición de los comunes es romper con esta historia interminable de políticas de disuasión y manipulación que “empobrecen al vecino”. Su objetivo es desarrollar una economía social independiente y paralela al sistema del Mercado y del Estado, que aplique una lógica de valores distintos. Se puede escapar de las cadenas de valor capitalistas mediante la creación de redes de valor de compromiso mutuo y crear alternativas más dignas, justas y saludables. En el común, son las personas quienes idean los sistemas, diseñan las normas, ofrecen sus conocimientos, realizan el trabajo difícil, supervisan el cumplimiento y se ocupan de los infractores. Todo ello implica que vivir el procomún supone un cambio de identidad. Requiere nuevas formas de relacionarse con los demás, aprender a cooperar.

Las deficiencias estructurales del Estado nación y de su alianza con los mercados impulsados por el capital son más que evidentes, por eso no tenemos más remedio que abandonar nuestros temores y empezar a considerar ideas frescas desde los márgenes. Pero ir más allá del Estado nación no significa sin el Estado nación. Significa que debemos alterar significativamente el poder del Estado introduciendo nuevas lógicas operativas y actores institucionales… ¿Cómo van a tomar iniciativas independientes los políticos y los ciudadanos si todo depende del empleo, del mercado bursátil y de la competencia?

En los comunes, se trata de compartir y además crear sistemas sociales duraderos para producir objetos y actividades que sean compartibles. Contemplar el mundo de forma relacionar es todo un desafío para las personas que están acostumbradas a pensar desde una ontología individualista y fundamentada en dualidades. Asimismo, otro de los retos claves a los que se enfrente el común es gestionar los recursos limitados y finitos de la tierra con sentido de equidad y en comunión con la naturaleza. En consecuencia, el ámbito natural para el desarrollo del común es la esfera local.

Con esta idea surgen iniciativas concretas como los makerspaces (espacios para crear), talleres abiertos, Fab labs (laboratorios de fabricación digital), las comunidades de manufactura y diseños abiertos que construyen muebles, electrodomésticos, maquinaria agrícola; repair cafés; open source; Wikipedia, Vivihouse, VikiHouse; semillas de código abierto; espacios compartidos, copropiedad, etc.

Vemos así un libro interesante para conocer mejor el concepto teórico que está detrás, así como los discursos que lo sustentan; pero también puede inspirar ideas concretas que  se podrían empezar a crear bajo este paraguas del común.

 

 

 

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