Archivo de la etiqueta: Discurso político

Errejón, ¡la vieja política!

En esta entrada, vamos a reflexionar sobre la creación del nuevo partido político Mas País, liderado por Íñigo Errejón. Lo haremos, no desde la ciencia política como está siendo lo habitual, sino desde el análisis del discurso y desde las funciones que se atribuyen en las democracias modernas a los discursos de los partidos políticos. Igualmente, lo haremos partiendo del contexto del 15M, el movimiento ciudadano del que surgieron en 2011, porque un discurso siempre es parte de su contexto. Y, con ello, nos preguntaremos si es ético este nuevo movimiento político por parte de quienes se consideran también en el paraguas del 15M.

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Desde hace años, con algunos compañeros de investigación, venimos comprobando que son dos las funciones comunicativas de los diferentes discursos de los partidos en España, igual que sucede en otras democracias: la legitimación propia y la deslegitimación de los adversarios políticos. Es decir, sus líderes políticos tratan de presentarse como portavoces de un partido concreto que tiene la solución para los problemas de la ciudadanía. Por este motivo, se tienen que presentar mejores que los otros. Asimismo, junto a la legitimación propia, tienen que deslegitimar también a los adversarios, bien a los que ya están en el poder y, según ellos, lo han hecho mal, o a los que están en la oposición y quieren arrebatarles el poder en las siguientes elecciones.

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Ser verdaderos: La ética de la retórica constructivista.

Autor: David Pujante (Universidad Valladolid).

Debemos comenzar esta breve reflexión insistiendo en que la retórica nos enseña a construir discursos que interpretan, que explican persuasivamente el mundo que nos rodea. Por lo que hemos de desterrar definitivamente la visión de la retórica como un cúmulo de expresiones vacías o de discursos engolados, y, en el peor de los casos, falsarios. A esos discursos únicamente lleva un perverso uso de la retórica, un torpe o un interesado uso de la retórica. Cuando digo interesado quiero decir discurso con intención de engaño a terceros (a los componentes de las sociedades en las que se inocula) para obtener un beneficio artero. El discurso engolado y pretencioso solo perjudica al sujeto que lo hace, pero el discurso que persuade con intención aviesa, ese hay que atenderlo, señalarlo, criticarlo con las herramientas que nos proporcionan las diferentes teorías analíticas del discurso. La retórica es una disciplina tan antigua como moderna, que ayuda al ciudadano de hoy (como antiguamente al de la Grecia clásica) a percibir los malos usos del discurso social en todos sus campos en política, en información, en publicidad comercial.

Si durante siglos la retórica se malentendió como un aprendizaje de puro estilismo literario, que llegó a los ridículos excesos que la convirtieron en objeto de mofa en el siglo XIX: la vacía retórica de Castelar (que no era tan vacía como se dice, pero esto es otro frente), nuestro actual mundo globalizado, con su ágora infinita (todos tenemos la posibilidad de construir nuestro propio discurso y exponerlo al mundo, al mundo de las redes sociales), requiere de un freno importante: la reflexión sobre qué es construir un discurso, qué entraña construir un discurso, cuál es la pertinencia de construir un discurso y darlo a los demás.

La retórica en su versión real, no en su versión caricaturesca (lo hueco, lo vacía y lo falso del decir), se muestra como una disciplina que estudia todos los recursos de la expresividad discursiva como conjunto de construcciones que interpretan y procuran el entendimiento de las diferentes situaciones y actuaciones sociales en un tiempo y espacio determinados. Por ejemplo, es claro objetivo de la retórica analizar los distintos discursos que en estos días están interpretando el fracaso de la investidura de Sánchez.

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Puigdemont, ¿político o gestor del independentismo?

Autor: David Pujante

1. ANTES DE

Hace unos días, mi amigo Dionisio Espejo reflexionaba en Facebook sobre el asunto de “La Manada”, cómo son rechazados por una sociedad que a la vez hace que el vídeo de la supuesta violación se convierta en lo más buscado en algunas páginas web de contenido pornográfico. Y decía que virtudes públicas, patria, religión etc., comienzan a polarizarse como el reverso de unos vicios privados que hacen que nos planteemos el signo de los tiempos que nos ha tocado vivir. Como en los mejores momentos del viejo imperialismo, la doble moral se está consolidando, enquistando. En paralelo con las últimas noticias de censura de obras de arte, tratadas como pornográficas, nos golpea la realidad de esa masa de usuarios que buscan las imágenes, los testimonios de la violencia sexual. Yo me voy a referir a esa doble moral social en el discurso político, concretada en el ejemplo de los whatsapp de Puigdemont.

2. EL EJEMPLO

Puigdemont, cuyo activismo político siempre ha sido de signo independentista, ya en los 90 viajaba por Europa con la intención de conocer las llamadas ‘naciones sin estado’. Luego crearía (en 1999) la Agència Catalana de Notícies (ACN), que dirigiría hasta 2002. Siempre con intención propagandística del independentismo catalán, dos años después pondría en marcha la publicación Catalonia Today, en inglés.

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La ironía en política: El bebé de Bescansa

David Pujante

I
El discurso humano es el producto de los esfuerzos de la conciencia para adaptarse a los dominios problemáticos de la experiencia. La realidad que nos rodea, y con la que tenemos que convivir, se muestra a nuestra experiencia diaria como algo extraño y amenazador; y necesitamos explicárnosla, para posicionarnos en ella, para entender a los demás, en lo que es la interactuación social. Si bien un gesto vale más que mil palabras, cuando el gesto no es suficiente, tenemos el discurso. Como decía el poeta: “nos queda la palabra.”

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
(Blas de Otero)

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