Errejón, ¡la vieja política!

En esta entrada, vamos a reflexionar sobre la creación del nuevo partido político Mas País, liderado por Íñigo Errejón. Lo haremos, no desde la ciencia política como está siendo lo habitual, sino desde el análisis del discurso y desde las funciones que se atribuyen en las democracias modernas a los discursos de los partidos políticos. Igualmente, lo haremos partiendo del contexto del 15M, el movimiento ciudadano del que surgieron en 2011, porque un discurso siempre es parte de su contexto. Y, con ello, nos preguntaremos si es ético este nuevo movimiento político por parte de quienes se consideran también en el paraguas del 15M.

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Desde hace años, con algunos compañeros de investigación, venimos comprobando que son dos las funciones comunicativas de los diferentes discursos de los partidos en España, igual que sucede en otras democracias: la legitimación propia y la deslegitimación de los adversarios políticos. Es decir, sus líderes políticos tratan de presentarse como portavoces de un partido concreto que tiene la solución para los problemas de la ciudadanía. Por este motivo, se tienen que presentar mejores que los otros. Asimismo, junto a la legitimación propia, tienen que deslegitimar también a los adversarios, bien a los que ya están en el poder y, según ellos, lo han hecho mal, o a los que están en la oposición y quieren arrebatarles el poder en las siguientes elecciones.

En la base de estas dos funciones comunicativas, se encuentra la competencia. Para ganar en una campaña electoral hay que competir y para ello hay que demostrar que uno es el mejor y que los adversarios no lo son. Este modus operandi ha estado vigente en la política española (igualmente en la regional y la local) sin cuestionarse. Hasta que llegamos al 15M, un movimiento ciudadano que irrumpe en nuestras plazas, y se plantea la legitimidad del bipartidismo de nuestra democracia y la desigualdad social que surgió de esa forma de hacer política, de espaldas a la ciudadanía, pero en connivencia con las élites económico-financieras. Prueba de estas «puertas giratorias» y de sus presiones para que no haya cambios, nos da debida cuenta Pedro Sánchez en su famosa entrevista con Jordi Évole.

Para continuar con el tema que nos ocupa, el nacimiento del nuevo partido, recordemos ahora alguna de las novedades del 15M. En dos publicaciones anteriores (Morales López 2016a, b), di cuenta de una investigación etnográfica en una de las cooperativas integrales que se desarrollaron tras el 15M. Además de su carácter económico de tipo eco-social, integral y post-capitalista, otro de los rasgos clave que les guiaba era conseguir establecer «lazos de cooperación y solidaridad» entre sus diferentes grupos, por medio de relaciones horizontales.

Por tanto, frente a la competencia y competitividad, propia de las relaciones económicas capitalistas, estas nuevas alternativas eco-sociales defendían, como uno de sus principios prioritarios, la cooperación. En este contexto emergió y surgió Podemos, En Comú, Marea Atlántica, entre otros partidos. Nos dijeron que iban a hacer una política distinta, siempre en favor de los de abajo. En otro artículo reciente, Montesano Montessori y Morales López (2019) hemos analizado el discurso político de Podemos en la última etapa de Vistalegre II (otoño 2016) y corroboramos que los discursos de esa etapa mostraban esa determinación para ser el partido de la gente, y al servicio de la gente.

El problema surgió en 2017 cuando Errejón empezó a disputarle el puesto a Pablo Iglesias, considerando que él podía ofrecer alternativas mejores para liderar el partido. Su propuesta perdió, pero en el momento que ha visto una nueva oportunidad lo ha vuelto a intentar, primero con Más Madrid (de la mano de Manuela Carmena, cuyos discursos analizaremos más adelante) y ahora con Más País.

¿Es legítimo lo que ha hecho Errejón? Desde el punto de vista de la política tradicional de los partidos, es legítimo competir si crees que tienes una propuesta nueva y distinta a la del resto de los partidos. Pero ¿es legítimo, si partes del contexto del 15M, hacer lo mismo en la política que el resto de los partidos? Es decir, competir, en lugar de cooperar, y sobre todo competir con los que hasta hace poco eran tus compañeros del 15M en la lucha por el cambio social. No estamos hablando aquí de responsabilidades internas, quién ha propiciado más o menos el desacuerdo (si Iglesias, Errejón, Bescansa…), sino si es ético, para quienes se consideran herederos del espíritu del 15M, crear un nuevo partido en este momento, con la finalidad única de competir con quienes dicen perseguir los mismos objetivos. Otra cosa es que esos compañeros ya estén totalmente en retirada y haya que crear otra vez (¡entre todos!) algo nuevo. Pero parece que este no era el caso hasta hace pocos días, según las encuestas del CIS de esta misma semana (realizadas antes de la creación de Más País).

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Aquí está la clave de la perspectiva discursiva: plantearse el “para qué” de la comunicación política, la que se deriva con la creación de un partido. Y, al dar respuesta a este “para qué”, nos topamos con la necesidad de la honestidad de los políticos que hacen estos discursos; un valor que se le atribuía en la Retórica clásica al orador vir bonus (no al manipulador), como nos explica David Pujante en una entrada anterior (http://www.dialogodesaberes.com/2019/07/ser-verdaderos-la-etica-de-la-retorica-constructivista-de-david-pujante-universidad-valladolid/#more-790).

¿Es lo mismo competir que cooperar en política? ¿Es lo mismo competir con tus compañeros que cooperar con ellos, aunque haya grandes diferencias, en beneficio de la gente sencilla, la de abajo? ¿Aceptamos como normal que se pueda ser «desleal» con los del mismo grupo?

Si esta exigencia discursivo-retórica la consideramos demasiado utópica, podemos recurrir a otra dimensión de pensamiento, la biológico-cultural, y preguntarnos si, desde ella, es tan importante la cooperación para construir nuevas realidades sociales y políticas en la coyuntura actual. La competencia nos lleva siempre al conflicto (de aquí a relaciones conflictivas); pero “el conflicto es antisocial, porque implica siempre la negación del otro”, afirman los biólogos chilenos Maturana y Varela (1991: 246). Los mayores logros de la vida humana, continúa diciendo Maturana en otros de sus libros (1996), se han conseguido a través de la cooperación, no de la competencia, como defiende el pensamiento neoliberal y las democracias que lo sostienen. Colaborar, cooperar con los otros es la única forma de progresar porque nos permite avanzar aprendiendo mutuamente.

A muchos de nosotros y nosotras nos entusiasmaron los discursos del 15M porque aportaban ideas nuevas y la posibilidad de hacer cosas distintas en la vida social y política. Desgraciadamente, no lo veo así en la creación de este nuevo partido y en las justificaciones de su líder. Han abandonado la cooperación y solo les queda ahora autolegitimarse y deslegitimar a sus adversarios, entre ellos a sus excompañeros del 15M. En este sentido, son otro ejemplo más de la vieja política.

Referencias

Montesano Montessori, N. y Morales López, E. (2019) “The articulation of ‘the people’ in the discourse of Podemos”, en Imagining the peoples of Europe, ed. by Jan Zienkowski y Ruth Breeze, 123-147. Amsterdam: John Benjamins (disponible en español en www.academia.edu y www.researchgate.com).

Maturana, Humberto y Varela, Fernando (1991) El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del conocimiento humano. Barcelona: Debate, 1999.

Maturana, Humberto (1996) La realidad: ¿objetiva o construida? vol. 2, Barcelona/ México DF: Anthropos/ Universidad Iberoamericana.

Morales López, Esperanza (2016a) “Frame construction in post-15M speeches”, Res Rhetorica (Polonia), 1/2016: 50-67. http://resrhetorica.com/index.php/RR/article/view/2016-1-4 (disponible en español en www.academia.edu y www.researchgate.com).

Morales López, Esperanza (2016b) “Metáforas para el cambio social”. Discurso & Sociedad 10/4: 781-807. http://www.dissoc.org/ediciones/v10n04/

Un comentario en “Errejón, ¡la vieja política!

  1. Felicitaciones, me parece fantástico reflexionar en estos momentos en que se condena por terrorismo, sin atentados ni muertos, o se promocionan partidos sin programa ni circunscripciones concretas con la sola promesa de apoyar el partido en el poder que proclama a la «monarquía republicana»… bravo!

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